LA PESADUMBRE DEL OLVIDO
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LA PESADUMBRE DEL OLVIDO
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En esta casa de madréporas,
yacen tus arrebatos.
He querido hacer algunos cambios
como vestir tu piel con mi piel
desempolvar unos cuantos besos
y amarte todas las noches de plenilunio,
es posible que borre luego todas tus huellas
y comience de nuevo el ciclo.
Cada mañana al abrir mis ojos,
no existe mayor placer que el paisaje
de tu rostro,
las nuevas noticias escritas en tu vientre
y una taza de café humeante
en tus labios.
Pasamos las horas conversando
de aquello que nos gusta
al leer Unamuno,
la música que nos hace cruzar
el umbral de la fantasía
y de las sábanas que cubren tus sudores.
La música de tu lengua susurra.
En el traspatio se cuelgan las luciérnagas
esperando la lucidez de la noche,
mientras vas al encuentro de las caricias
de mis manos que demoran,
sobre una copa de vino.
La luna, espiando en los rincones
te busca sigilosamente
y seduce tus muslos en un silbido
de luz excitante.
En esta inmensa casa llamada amor,
tú y yo levantamos los cimientos
de una historia que sólo tendrá fin,
cuando una mañana las aves mueran
en la pesadumbre del olvido.
Yaneth Hernández
Venezuela
Derechos reservados
En esta casa de madréporas,
yacen tus arrebatos.
He querido hacer algunos cambios
como vestir tu piel con mi piel
desempolvar unos cuantos besos
y amarte todas las noches de plenilunio,
es posible que borre luego todas tus huellas
y comience de nuevo el ciclo.
Cada mañana al abrir mis ojos,
no existe mayor placer que el paisaje
de tu rostro,
las nuevas noticias escritas en tu vientre
y una taza de café humeante
en tus labios.
Pasamos las horas conversando
de aquello que nos gusta
al leer Unamuno,
la música que nos hace cruzar
el umbral de la fantasía
y de las sábanas que cubren tus sudores.
La música de tu lengua susurra.
En el traspatio se cuelgan las luciérnagas
esperando la lucidez de la noche,
mientras vas al encuentro de las caricias
de mis manos que demoran,
sobre una copa de vino.
La luna, espiando en los rincones
te busca sigilosamente
y seduce tus muslos en un silbido
de luz excitante.
En esta inmensa casa llamada amor,
tú y yo levantamos los cimientos
de una historia que sólo tendrá fin,
cuando una mañana las aves mueran
en la pesadumbre del olvido.
Yaneth Hernández
Venezuela
Derechos reservados
Yaneth Hernández- Mensajes : 27
Fecha de inscripción : 11/08/2016
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