Manuela -Dolor de madre ---Amor de padre..

Manuela -Dolor de madre ---Amor de padre..

La tristeza de unos padres “hecho real de dos amigos..
Me dijeron que me viniste a buscar.
Y que en tu voz apagada se mostraba soledad.
Te llamé y al escucharme lloraste.
Y te dije ven para acá, que yo te quiero ayudar.
Y llegaste tan rápido como el rayo.
Con ese amargo semblante, tu rostro tan demacrado
Y entonces te pregunté y el porqué de ese llorar.
Qué pena tu llanto ahoga, dime por favor ahora.
Y qué te crea esa amargura tan honda.
Y tu voz lo mismito que un huracán,
empezó por descifrar, que era por tu María.
Que tu niñita no está, se llevaron tu princesa
mi Dios y cuanta crueldad, Dios no más.
Y en un abrazo fundido, lloramos la misma pena.
Yo aclamando al Cristo mío y tú a la Virgencita Buena.
Y lloramos amigo mío, las cosas que no entendiera.
Y me pediste ayuda, no por ti, por tu Manuela.
Y ayúdame a mi Manuela. Ay, ayuda a mi Manuela,
que si cumplió los 40 ya se ha hecho una vieja.
Yo que fuí la catequista, que tanto de fe les dijera.
Y ahora con el alma quebrada yo abrazare su pena.
La trajiste, y era solo una muñeca, rota, desecha.
Su cuerpecito cansao, de tantas noches en vela,
y mirando hacia otro lao, tan solo pa" que yo no la viera.
Las dos, a solas en el cuarto, y casi sin mediar palabra.
Y le dije venga habla, comienza mi niña.
Saca del alma toita esa pena, que hoy te mata.
Háblame como de sus amores me hablaras.
En aquellos años primeros cuando él te rondaba.
Y giró sus ojos negros, con aquella carita blanca.
Parecía la misma virgen enmarcaita en estampa.
Sus lágrimas eran ríos que por su carita bajaban.
Y en su pecho un suspiro por su niñita del alma.
Y venga mi niña dime, saca tu pena amarga.
Esa pena que tan honda se clavó como una espada.
Y en ese mismito instante arrancó su llanto en aguas.
Y lloramos las dos juntas, las dos como dos hermanas.
La que ayer quisiera enseñarles las cosas que tanto dañan.
Mira mi niña mis manos, a las tuyas enlazadas.
Que el dolor aún siendo malo, tenemos que ver el mañana.
Y pude ver en sus ojos, un rayo de sol que entraba
Pensando en su princesita, su niña María, su niña amada.
Y mírame bien mi niña, no te olvides de mi cara.
Y cuando la noche llegue, recuerda que ella te abraza.
Y si el dolor es fuerte, más lo será tu constancia.
Verás que el Dios de los cielos te traerá las fuerzas al alma
Y buscaremos tu niña, con firmeza y con perseverancia.
¡-Y en ese momento su voz, salió rompiendo su alma.
Como un suspiro callado que desde un volcán brotara.
Gritando con todita la furia encendida, las palabras tan amargas.¡
¡¡-Porqué tienes qué ser tú, y aquella que me ayudara.
Si tu corazón dañado y está por la pena mala,
y aún lloras a mi lado, mi Virgencita del alma.
Que es mi llanto por ti, por no saberte aparar.
Y tú me ayudas a mí, Virgen de la caria.
Cuanto más vas a sufrir, cuanto más a penar..!!
Y con una mueca de sonrisa lloramos la misma pena.
Otra vez eras mi niña, mi dulce y bella Manuela.
Y el mismo Dios de los cielos y nuestro llanto escuchó.
Y tan solo en poquitos días a tu niña bien te entregó.
Y hoy está tu princesita feliz y junto a tú corazón.
Han pasado ya dos años y seguimos en la espera.
De que el mismo Dios me escuche y a mi me ayude Manuela…
AUTOR - @-Francis Falcón..
Derechos de autoría.